Ojala todo fuese diferente

Ojalá es la taza medio llena;
Ojalá es la promesa que se desvanece en los labios del tiempo,
Como el catalizador de los segundos que pasaste imaginando,
Soñando, escribiendo…
Las mariposas azules devoran la carne putrefacta
De los corazones cartilaginosos y envenenados,
Y las horas engangrenadas y perdidas para siempre aúllan
En silencio en su propio cementerio, donde nadie llora.
La noche es un tintero tan oscuro como las retinas de la muerte
Que escribe nuestra historia hasta ponerle punto y final,
Dejándose llevar por nuestros actos. Vaga, vaga, vaga.
La luna está tiritando y se esconde del mundo,
Le han arrebatado las entrañas, que cuelgan a su lado,
Como cuelgan los teléfonos tantas personas en este instante
Para no volver a hablar jamás.
Lustro las suelas de los zapatos y lustros tendrán que pasar hasta que
Se ensucien de nuevo con la sangre de la historia
De todos los días y todas las noches, que se repite y se sucede
Continuamente a través del espacio y del tiempo.
El polvo se acumula en mi esqueleto y en el tuyo y en los rincones
Y en las calles y en los ojos de todo el planeta y en las estrellas
Y en la vida y en rosas que pueblan las tumbas de tantos camposantos,
Y el polvo rellena la tierra en la que habitan los que ya no existen materialmente
Pero viven en el espejo retrovisor de la mente de algún pobre desgraciado
Que se ahoga en una gran botella de realidad perecedera y efímera.
Que deje de girar el tiempo y las personas y las ciudades y los edificios,
Que cese este susurro dramático que se escucha en los callejones
Y en los autobuses urbanos y en las oficinas y en las aulas y en los supermercados,
Que todos los relojes se detengan a una, y la metafísica reine como un sol
Que ilumine la mente de todos los seres y no seres
Y nos demos cuenta de lo verdaderamente importante y del azar y de que la banalidad
Conforma el noventa por ciento de nuestras vidas cotidianas.
Y que ella, a lo lejos, venga a mí como una ola rompiendo suavemente en la orilla,
Como una náyade griega y tentadora que me empuje al océano
Meditando entre soledad y compañía, bajo el lucero de cientos de tardes de verano
Tan perpetuas e inmortales como la eternidad en el pensamiento humano.
Ojalá es la taza medio llena, y los ojos dibujan sonrisas
Más sinceras que las palabras escupidas por tantos labios traidores
Y la llama incandescente del tú y del yo, nos unirá en esta extraña
Conjunción de poesía no rimada y versos tejidos con alambres
Y escamas de peces destripados y espejos difuminados por la sombra
De uno mismo.
Ojalá es la taza medio llena, ojalá es la promesa, ojalá es la sangre, ojalá es el sueño,
Ojalá, ojalá, ojalá.
Ojalá es el horizonte ardiendo bajo el sol, ojalá parece inalcanzable,
Ojalá parece un fantasma del ayer con demasiadas ilusiones,
Ojalá es el futuro que prende de un hilo, de un ligamento,
Ojalá es la articulación que mueve la esperanza en el mundo,
Ojalá lo es todo y a la vez no es nada

Xika enamorada.